¿Te puedo contar?
Hasta septiembre del 2017, no había oído hablar de Tenzin Wangyal Rinpoche y tan sólo algunas definiciones vagas a cerca del Budismo Dzogchen Bön había escuchado.
A finales del 2014, encontré que tenía una forma nueva el frente de mi garganta. Consulté y era un quiste tiroideo de 6 centímetros, no milímetros, centímetros!
De la mano de la homeopatía comencé a intentar que se disolviera. Luego fue la electro medicina, flores, dieta. Bejé 20 K, y llegué a pesar 40!!!! Haciendo depuraciones alimenticias, limpiezas hepáticas, colónicas, más y más yogas fuertes, … todo lo que encontré a mano y que estuviera a tono con lo “natural”. Pero el quiste creció un poco más, comenzó a empujar a las cervicales…
Durante septiembre del 2017, buscando información sobre los chakras, encontré a un lama amoroso, sabio y claro que hablaba en YouTube sobre “El Yoga de los Sueños”. (te imaginarás quién era… ).
A principios de diciembre del mismo año me encargaron un estudio de cervicales, donde se vió cómo y de qué tamaño ya estaba ese quiste.
Paralelamente al tratamiento y a mi preocupación, por supuesto, me enamoré de la enseñanza que impartía ese Lama de Luz, nuestro Geshe Tenzin.
Miré todos sus videos en español, varias veces y así fue que di con “Las Enseñanzas de Dawa Gyaltsen”.
Yo estaba perdida, bastante asustada…era mi primer contacto con algo de ese calibre.
A principios de diciembre del 2017 decidí poner en práctica esas enseñanzas. Sola, en un cuartito de mi Patagonia, comencé: “Visión es Mente…Mente es Vacío…Vacío el Luz Clara, Luz Clara es Unión, Unión es Gran Dicha”…un día tras otro. Fue mi meditación, mi llanto, mi espacio sincero, fue la Mano que me sostenía.
Quiero compartir con vos esta parte de la historia, tal vez te sirva. A los quince días de comenzar con esa práctica, volví a la osteópata. Me miró la garganta y me preguntó “¿qué hiciste?!!!! Sea lo que sea, seguí porque todavía está!”
Y así fue, seguí practicando 15 días más.
¡Al mes, no estuvo más ese regalo en mi cuerpo físico!
Se fue, se disolvió, me dejó. Tal vez porque supo que ya había entendido, que ya estaba yo donde tenía que estar.
En marzo del 2018 fui a México a abrazar a ese Lama de Luz, a contarle el milagro. Me escuchó, se tomó con la mano izquierda su cara y me dijo: “éste es un mensaje para usted para el resto de sus días”.
El quiste me trajo a Geshe Tenzin, al Budismo Dzogchen Bön y al muy poco tiempo, a Ligmincha Argentina.
Siempre seré un Gracias con anteojos y guitarra.
Gracias!!!
